Cinco razones por las que a todo músico le conviene meditar.

Cinco razones por las que a todo músico le conviene meditar.

¿Eres de esas personas que, cuando se les pregunta por la meditación, afirman que son incapaces de dejar la mente en blanco? ¡Mi más sincera enhorabuena! De lo contrario tus familiares y amigos estarían recibiendo condolencias por ti.

La meditación es una práctica milenaria que se está demandando y aceptando, cada vez con más normalidad, en nuestra agitada sociedad. Cualquier persona puede beneficiarse de este recurso. Si te dedicas a la música, como estudiante o profesional,  descubrirás en la meditación una aliada imprescindible para el desarrollo óptimo de tu actividad y para tu salud general. Descubre por qué:

1 Tomar conciencia del ruido interno
Meditar, sobre todo al principio, no consiste en evitar tener pensamientos o controlarlos. Más bien se trata de darse cuenta de que están ahí. Percibir ese continuo rumor que ocupa nuestra cabeza de forma inconsciente es todo un logro. La mayoría del tiempo convivimos con esos intrusos sin enterarnos. Es muy probable que nuestra mente y su avalancha de pensamientos despierten todas las mañanas mucho antes que el resto de nuestro cuerpo.

En el caso de los músicos, el estímulo más madrugador estará relacionado con lo auditivo y esa riada de pensamientos tendrá como acompañamiento multitud de fragmentos musicales, que pueden ir desde grandes obras de clásicas hasta melodías machaconas, como la que importunaba a Riley, la protagonista de “Del Revés”. ¿La recuerdas?, un anuncio de chicles cuyo lema era “Triple dental te hará reír” (confío en no haber provocado que el soniquete machacón de la melodía haya regresado a tu cabeza).

Entre esos dos extremos, se encuentran los fragmentos de alguna obra que se está estudiando o, en el caso del profesorado de música, el repertorio de su alumnado, sobre todo cuando éste se presenta a alguna prueba de acceso o concurso. También tienen su espacio reservado en nuestra cabeza esas melodías cuyo título y compositor no tenemos claro, o no recordamos, y que, de todos modos, estamos seguros de haber tocado, tan seguros como que nuestros dedos se mueven con precisión sobre un instrumento imaginario anticipando incluso los pasajes antes de que suenen. Un músico, después de meditar se muestra más sensible al hecho de que, al ruido de sus pensamientos le acompaña una banda sonora perpetua. Valora más aún el silencio, componente imprescindible del arte musical. Se convierte en un profesional menos egocéntrico, más tolerante y mucho más expresivo.

2 Recuperar una respiración natural y tranquila
La meditación consiste en prestar atención plena al momento presente. La mejor forma de conseguirlo es sintiendo nuestra respiración, mecanismo que nos acompaña de continuo y que infrautilizamos hasta el punto de perder capacidad respiratoria. Nuestra sociedad, con su ritmo vertiginoso y su competitividad no hace otra cosa que aumentar el número de casos de ansiedad. Y si nos ponemos a medir el nivel de exigencia, competitividad, y ansiedad, el mundo de la música a buen seguro estará en la parte más alta de la estadística.

Cabría pensar que se salvan de padecer problemas respiratorios los profesionales de las especialidades instrumentales de viento madera, viento metal y canto. Nada más lejos de la realidad. En muchos casos son los primeros en padecer diferentes patologías relacionadas con el sistema respiratorio, como la ansiedad, contracturas o adherencias a nivel de diafragma, mareos, sensaciones de ahogo. La causa de estos trastornos puede ser una técnica respiratoria errónea, la falta de equilibrio entre los periodos de práctica instrumental y descanso, o la falta de hábitos saludables de ejercicio que tonifiquen, fortalezcan y flexibilicen todo el organismo, preparándolo para la exigencia de la interpretación musical.

La práctica de la meditación conecta al músico con su respiración más natural, lejos de exigencias añadidas como duración, emisión o precisión en pos de un resultado sonoro.

3 Relajación entendida como utilización de la mínima tensión necesaria
El estado de calma mental que se consigue mediante la meditación permite alcanzar cierto grado de relajación aunque ésta no es el fin que se persigue. Tampoco resulta fácil de conseguir en un principio ya que, en ese estado de atención plena, se hacen evidentes todas las molestias que tenemos incorporadas y aceptadas a nivel físico.

La postura ideal para la meditación si estamos sentados (se puede meditar de pie, incluso caminando) es aquella que nos mantiene erguidos, con la espalda libre de contacto con cualquier respaldo, para poder notar el suave movimiento que provoca nuestra respiración, sosteniendo nuestra cadera, tronco, cuello y cabeza alineados de forma equilibrada. La misma postura que tantos profesionales de la música buscan con la práctica de diferentes técnicas corporales y que tanto esfuerzo conlleva adoptar en sincronía con la técnica instrumental.

Practicar la meditación permite interiorizar ese esquema corporal tan equilibrado como efectivo y respetuoso con la biomecánica de nuestro cuerpo, al tiempo que se evidencian y afloran las adaptaciones que tenemos interiorizadas y que, de no corregir, acabarán provocando lesiones o deformidades en nuestra estructura física.

4 Suspender el juicio
Tal y como decía antes no es ningún secreto que la música es una disciplina exigente, en la que se persigue de forma obsesiva la perfección hasta el punto de perder la objetividad sobre los logros alcanzados, remarcando más los fallos o lo que queda por conseguir. El músico acostumbra a evidenciar más sus errores que a festejar sus avances en su práctica personal, sometiendo a un juicio negativo la mayoría de sus acciones. Ese juicio continuo lo incorpora como algo natural, incluso beneficioso, en su papel de intérprete y  sentado en el patio de butacas como espectador, lo que provoca un ambiente enrarecido,  de competitividad mal entendida,  en el que todos se sienten juzgados, analizados y evaluados de manera continuada y dañina. 

Es hasta cierto punto natural, que en unos estudios y en una profesión tan solitaria o minoritaria como la nuestra, la lucha de egos encuentre el terreno ideal por el que extenderse. La práctica de la meditación ayudará a que los profesionales de la música dejen de emitir juicios de cualquier tipo y especialmente los negativos, lo que no significa que no vayan a perseguir una interpretación de mayor nivel técnico y artístico. Comprenderán el sentido de la competitividad bien entendida y la buscarán como la fórmula para conseguir mejorar y competir consigo mismos, aceptando sus errores como parte esencial del aprendizaje y condición humana natural.  

5 Generar aceptación y compasión
Este apartado es uno de los más importantes. Con él conseguiremos dar pequeños aunque firmes pasos hacia una práctica de la meditación cada vez más plena y beneficiosa. Como decía al principio meditar no consiste en dejar de pensar. Se trata de aceptar el hecho de que pensamos de forma descontrolada y en reconducir ese ajetreo mental hacia donde nos interesa, tratándonos con infinita compasión por nosotros mismos en ese tránsito.

Así aceptaremos de nuevo nuestra respiración, nuestro cuerpo, y nuestros juicios (todas las personas juzgamos, en todo momento) y abrazaremos en nuestro interior las sensaciones que esta aceptación nos genere, también con infinita compasión por nosotros, y, en este caso, por el resto de personas: aquellas a las que juzgamos y las que nos juzgan. Es muy probable que sea justo en ese momento en el que llegues a experimentar que la relajación es posible incluso en una posición que aún te resulta no del todo confortable. Esto se debe al espacio que recuperas en tu interior al generar aceptación y compasión. Y no es necesario pasarse horas meditando para conseguirlo. Unos minutos de atención plena son suficientes.

Hasta aquí los cinco principales motivos por los que, a quienes nos dedicamos a la música, nos interesa incorporar la meditación a nuestras vidas. Si te parece una tarea difícil tengo una buena noticia para ti. Para lograr los beneficios de la meditación solamente se necesita algo que, si te dedicas a la música, ya tienes incorporado: repetición, constancia, disciplina, así como la certeza de que pequeñas prácticas con atención plena dan mejores frutos que largos momentos de práctica sin control. Lo mismito que en música.

El verano es el mejor momento para empezar a practicar. Te aconsejo que te adentres en la meditación de la mano de un buen libro. Te recomiendo estos cuatro, auténticas joyas, a los que puedes acceder clickando en el título. En alguno de ellos incluso con la posibilidad de acceder a una vista previa:

"Meditación para Dummies", de Stephan Bodian, una guía completa con la que te pondrás a practicar desde cero y que además sirve para quienes ya tengan algo de práctica. Dispone de meditaciones guiadas por audio.

"Meditar día a día" , de Christophe André. En este caso se nos invita a la meditación desde la reflexión sobre textos y la observación de cuadros de grandes pintores. Dispone de CD con meditaciones guiadas.
  
"Biografía del silencio" , de Pablo dO´ors. El libro ideal para quienes rechazan la meditación por su posible connotación religiosa, ya que su autor nos muestra lo erróneo que es ese tópico. Curioso teniendo en cuenta que además de escritor es sacerdote católico. En este caso no está acompañado de meditaciones guiadas. No las necesita.
    

"Tranquilos y atentos como una rana" , de Eline Snel, con prefacio de Christophe André, citado anteriormente. Porque cuando mejor aprendemos las cosas es de niños y porque la mejor forma de predicar es con el ejemplo. Este libro nos ayudará a implementar la meditación con niños, ya sea en familia o con nuestro alumnado en talleres, cursillos y colonias de verano. Con meditaciones guiadas en CD.


Ya tienes motivos y recursos suficientes para adentrarte en el mundo de la meditación. Si necesitas ayuda cuenta conmigo y contacta por correo o en las redes. Para mí será un placer ayudarte, después de todo, la mejor forma de aprender algo es enseñándolo. De momento te dejo con un vídeo (ponlo en pantalla completa) que nos enseña a meditar en un minuto. ¡Por algo se empieza!
 





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