Diversificar o especializar, that is the question.
Importante
frase a tener en cuenta al invertir tu dinero, elegir tu formación, buscar
empleo, incluso al seleccionar las extraescolares de tus hijos o a qué dedicas
tu tiempo de ocio. ¿Cómo tomar una decisión sabia?
Mi
propuesta para valorar si queremos tener todos los huevos en la misma cesta, es
que nos inspiremos en los diferentes ejemplos que nos han ofrecido los JJOO que están a punto de clausurarse. «La respuesta está clara, - podrás pensar-, es mejor especializar.
Después de todo hemos estado vibrando y emocionándonos al ver a esas personas
que se han especializado en un deporte, dedicando a él toda su vida». - Y no te
falta razón, ya que, en las diferentes disciplinas olímpicas hay mucha
especialización. De todos modos también existen diferentes grados de diversificación.
Me explico:
Baloncesto,
judo, o voley playa suponen centrarse en esos deportes. En cambio existen
otros, como la natación, en los que se exige diversificación ya que
hay diferentes estilos (braza, mariposa, espalda o crol) y diferentes pruebas
según la distancia.
La especialización en el
caso del atletismo, pasa por dedicarte a correr, saltar,
lanzar, marchar o participar en las combinadas, y la diversificación consiste
en dedicarte a las diferentes pruebas que te ofrecen esas disciplinas. El mayor
grado de diversificación en atletismo se presenta en el decatlón, donde se deben
hacer frente a 10 pruebas muy diferentes, como por ejemplo lanzamiento de peso,
salto con pértiga y 1500 m lisos.
El
súmmun de la diversificación dentro del deporte se presenta en el triatlón y el
pentatlón moderno.
«Y yo,
que estoy en paro, - te preguntarás - ¿cómo me voy a inspirar en estos deportistas
para saber si me conviene más especializar o diversificar mi búsqueda de
empleo?». Yo creo que pueden resultar ejemplos de lo más inspiradores para
cualquier persona. Se trata de empaparnos de su “pensar en grande”, de su
“salir de la zona de confort”, de su “hacer las cosas con pasión”.
Volvamos al caso del decatlón. ¿Tienes en mente
la figura de quiénes se dedican a lanzamiento de peso? ¿Y la de quiénes corren
como gacelas 1500 m lisos y al sonido de la campana para la última vuelta
todavía tienen capacidad de aceleración? Éstas son dos de las pruebas que
componen el decatlón y, la verdad, resulta muy chocante y hasta divertido ver esos
cuerpos tan estilizados hacer lanzamientos y al mismo tiempo encontrártelos
corriendo esas distancias. Así que
la próxima vez que te preguntes ¿a dónde voy yo con este cuerpo? Despréndete de
estereotipos y lánzate a por esa idea que te ronda la cabeza.
¿El
problema para inspirarte en ellos es la paternidad o maternidad? En estos
juegos hemos visto participantes que tienen familia, en algunos casos con
peques de muy corta edad. Como nuestra campeona en K1, Maialen Chourraut, no
sin reconocer que queda mucho por hacer en tema de conciliación y más aún
cuando se trata de mujeres.
¿Tú
impedimento es la edad? Entonces debes fijarte en Jesús Ángel García Bragado,
que será el abanderado español en la jornada de clausura de Río y que este
viernes quedó vigésimo en los 50 km marcha en los que han sido sus séptimos
JJOO. ¡Casi nada! Además resulta un ejemplo de lo que supone no dejarse vencer
por la frustración. Sabiendo que no haría pódium podía haberse ahorrado el
esfuerzo que supone intentar participar en los juegos. Su posición en cambio ha
sido considerar ese reto como todo un privilegio al alcance de muy pocos. Otro
ejemplo de superar la frustración puede ser el de Ruth Beitia, aunque en este
caso sí que ha conseguido completar su palmarés con una medalla olímpica, nada
menos que de oro.
Por si todo esto fuera poco, esos deportistas han simultaneado su carrera deportiva, en algunos casos, con unos estudios y una formación que les asegure un futuro una vez que se retiren del mundo de la competición, y en otros, con unos trabajos que les permiten hacer vida normal y tener familia al tiempo que se costean los gastos derivados de su práctica deportiva.
Visto
todo lo anterior, quizás llegues a la conclusión de que no queda otro remedio
que combinar la especialización con bastantes dosis de diversificación, con la
que poder destacar en este mundo tan competitivo en el que nos movemos día a
día. Por ejemplo, en lo que a mi profesión se refiere, la música, ya no es
suficiente con ser un buen instrumentista o profesor, sino que, cada vez más se
demandan perfiles profesionales más completos y complejos, tanto por la
administración pública o privada, como por parte del público.
En el
inicio de mi web aparecen unas frases que me describen como «Eterna estudiante.
Aprendiz de mucho…mejor maestra de aquello que me proponga». Y creo con toda
firmeza en esas afirmaciones que me han llevado a ser lo que soy y que me están
convirtiendo en lo que llegaré a ser. Mis clases o actividades como
clarinetista serían menos completas si no tuviese satisfechas mis facetas de
actriz, coach o atleta veterana. Lo personal y profesional está tan
entrelazado que no logro distinguir una faceta de otra y no por eso mermo mi
respuesta en ninguna de las dos. De algún modo, mi vida se parece al heptatlón o incluso
decatlón. Eso sí, procuro tener presente la diferencia existente entre
diversificar y dispersar, ya que lo primero conlleva un orden y concierto, una
estrategia, mientras que lo segundo está más relacionado con poca claridad en
objetivos y direcciones.
Pronto se acabará el periodo vacacional y llegará el momento de tomar decisiones y muchas de ellas versarán sobre diversificar o especializar. Pregúntate qué quieres, qué te apasiona, en qué destacas, qué te diferencia. Después dedícate a ello como si se tratase de la preparación de los próximos JJOO y procura mantener encendida la antorcha de la motivación. Escucha la voz de la intuición sin que ésta te nuble la razón o lo que es lo mismo, razona con la mano en el corazón. Esos latidos no durarán para siempre. Tú decides si quieres que, cuando se apaguen, tu vida haya valido… ¿la pena o la alegría?
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