Comunicación positiva: eliminando los "es que..."

Comunicación positiva: eliminando los "es que..."

¿Te has fijado en la cantidad de veces que tus frases, o las de quiénes te rodean, empiezan por “es que”? Presta a tención y da un paso más allá.

En mi primera entrada dedicada a la Comunicación positiva te invitaba a eliminar los “pero”, ¿recuerdas?. Ahora te pido que te fijes en los “es que” y que te plantees si lo que se esconde detrás de esa expresión es una razón, un motivo, o quizás una disculpa, un pretexto. Es muy probable que abunde más lo segundo. En infinidad de ocasiones, ante una pregunta o propuesta, en vez de plantear nuestros argumentos elevamos una excusa. He aquí algunos ejemplos:

- ¿Has podido practicar esta semana lo suficiente?  Es que tuve exámenes.
- ¿Nos vemos este fin de semana? Es que ya he quedado.
- ¿Por qué no intentas dejar de fumar? Es que ahora con todo el estrés que tengo…
- ¿Y cómo es que has elegido estudiar esa carrera? Es que me han dicho que tiene mucha salida.
- ¿Qué te parece si compartimos, organizamos, compramos, regalamos, vamos, venimos… (rellenar con cualquier cosa que suponga hacer algo en equipo)? Es que

Respuestas que deberían empezar con un “sí/no, porque” empiezan con un “es que”. Ni siquiera nos damos cuenta de la trampa que eso supone. ¡Cuántos compromisos sin atender, cuántos objetivos sin alcanzar, cuántos sueños sin perseguir se quedan en esos “es que…”!

Que conste que el error no está en usar esa expresión. Después de todo una de sus funciones es la de dar a conocer una contrariedad o una justificación. El problema surge cuando se abusa de ella y cuando lo que le sigue se esgrime como algo inamovible. Volviendo a los ejemplos de antes:

- Te has molestado en hacer un planning de estudio realista con tu alumno. En él ha quedado contemplado el calendario de exámenes ajustándolo en ese periodo. Se ha organizado fatal, no lo ha respetado y se queda tan fresco detrás de su “es que tuve exámenes”.

- Una persona y tú coincidís en que hace mucho tiempo que no os veis y queréis quedar. Si lo primero que sale de su boca es un “es que” es muy probable que no tenga el mismo interés que tú.

- En lo relativo a dejar de fumar o cualquier hábito que se quiera abandonar (o implementar) el “es que” es la expresión perfecta para no mover ficha. Si va seguido de “yo soy así”… ¡uf! podría parecer que es un caso perdido. En realidad y por fortuna, con ayuda, por ejemplo del coaching, hasta los casos más extremos tienen opción de cambio. Por cierto, quien suscribe es coach life y educativo, así que si estás pensando en mejorar algún aspecto de tu vida puedes contar conmigo.

- Hablando de coaching educativo, ¡atención! si en lo referente a tus elecciones o preferencias sobre estudios o alternativas de futuro laboral respondes con un “es que” en vez de con un “porque” mucho cuidado: es muy probable que estés eligiendo algo que en realidad no va contigo.

Otra función de la expresión “es que” puede ser disculparse cuando se ha cometido una falta. Aquí también mucho ojito, que hay un mundo entre decir “perdón por gritarte, es que estoy cansada” o “perdón por gritarte, es que me sacas de quicio”. Lo primero rebosa arrepentimiento y responsabilidad. Lo segundo, más que sincero es un dardo envenenado y una forma de echar balones fuera.

Por si fuera poco este autoengaño colectivo que llevamos a cabo con los “es que” también se cae en el error de añadirle delante un “y” de forma abusiva, no solo en el lenguaje coloquial, sino sobre todo, y más bien, en el periodístico: «los datos del paro han mejorado “y es que” el periodo estival ha propiciado el aumento de contratos temporales...». Lo correcto sería utilizar "porque" o "ya que". ¡Con lo rico que es el castellano y lo mal que lo utilizamos!

Estamos tan acostumbrados que no nos damos cuenta de las trampas que nos hacemos a nosotros mismos. Lo que decimos, lo que nos decimos, influye en nuestras vidas mucho más de lo que creemos. Te invito a que no te conformes con oír (oírte), a que pruebes a dar un paso más allá y que empieces a escuchar (escucharte) con verdadera atención. Toma conciencia del poder de las palabras, tus palabras, y anímate a usarlas mejor. Y no me vengas con «PERO, ES QUE es muy difícil». Recuerda, “Excusatio non petita, accusatio manifesta”, o lo que es lo mismo “Quien se excusa, se acusa”. Tú decides qué camino eliges: el de las razones o el de las excusas. 


  



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