8 beneficios que aporta a los músicos un taller de doblaje

8 beneficios que aporta a los músicos un taller de doblaje

Sí, has leído bien: doblaje. Guarda tu instrumento en el estuche por unas horas, disfruta de la experiencia y cuando vuelvas a hacerlo sonar notarás la diferencia.

Probar cosas nuevas siempre supone un estímulo extra para la mente ya que provoca la creación de nuevas conexiones cerebrales, estimula nuestra capacidad de atención, mejora la flexibilidad y agilidad mental, en definitiva, mantiene en forma nuestro órgano más importante, ese sin el cual el resto de nuestro sistema operativo empieza a flaquear: el cerebro.

Resulta cada vez más evidente que llegar a ser un buen profesional de la música pasa por hacer más cosas que ser virtuoso en un instrumento. Numerosos artículos como los publicados por Coaching para músicos o Gran Pausa demuestran esta afirmación. En los conciertos de música clásica se agradece la interacción de los intérpretes con el público y en la docencia nunca sobran herramientas con las que motivar y sorprender al alumnado. Un taller de doblaje puede suponer el marco idóneo en el que sacar a la luz recursos internos que desconoces y que mejorarán tu capacidad de comunicación.

A mí me parece que esas ya son razones más que suficientes para atreverte a probar algo tan novedoso, independientemente de la profesión que desempeñes y mucho más si te dedicas a la música. Aun así, por si te parecen pocas, te explico las 8 razones por las que te recomiendo que te atrevas a ponerte detrás de un atril de doblaje:

1. Te ayuda a hablar en público.

Muchos son los compañeros de profesión, músicos de alto nivel y capaces de emocionarte en sus actuaciones, que me confiesan que el miedo escénico no lo tienen por temor a equivocarse o tener algún fallo cuando tocan de memoria. En realidad lo sienten cuando tienen que dirigirse al público para presentar el concierto o anunciar un simple cambio en el programa.

En la enseñanza también es muy importante contar con una buena capacidad de captar la atención con nuestra voz. Como decía Óscar Wilde “No hay una segunda oportunidad para una primera impresión”. Al igual que si se tratase de una entrevista de trabajo, para el profesorado que se muestra ante un alumnado al que conquistar, los 7 primeros segundos son vitales para causar una buena impresión y en el resto de nuestras enseñanzas no podemos caer en la monotonía. Interesa sacar el mayor partido posible a nuestra voz.

La mejor  manera de mejorar tu forma de hablar en público es hacer teatro aunque no tiene la ventaja de un taller de doblaje: que no te ve nadie, es mucho menos expuesto, aprendes a modular tu voz desde la sombra. Es algo así como correr en la cinta de un gimnasio lo que luego tendrás que hacer en una competición.

2. Trabajas la presencia escénica.

Un concierto de música comienza mucho antes de que se emita el primer sonido. Y no me refiero al momento del saludo inicial. En realidad empieza en el preciso, y precioso, instante en que nos hacemos visibles al público. Nuestro porte, la cadencia de nuestro paso al entrar en el escenario, puede hacer que nos ganemos a la audiencia antes de tocar. Los músicos somos actores. Actuamos con todo el cuerpo. Una vez más, la comodidad de trabajar en la sombra del doblaje te permite trabajar tu presencia escénica desde un lugar menos expuesto.

3. Ganas expresividad en tu discurso.

Descubres pequeños rasgos de tu voz que la hacen poco efectiva. Mejorarás tu vocalización, harás menos monótona tu línea melódica personal, la tuya propia, esa que va mucho más allá del acento que puedas tener por pertenecer a una localidad u otra. Al interpretar tanto situaciones tristes como jocosas, al poner voz a personajes de diferente edad y sexo, al intentar reproducir con tu voz el trabajo de grandes intérpretes del cine o televisión, sin casi darte cuenta, estarás ganando en expresividad, tanta que te sorprenderá tu propia voz cuando la escuches grabada.

¿Cuántas veces como músicos, para mejorar la  interpretación de un pasaje hemos probado a cantarlo de diferentes formas? ¿En cuántas ocasiones hemos pedido a nuestro alumnado que tocase un pasaje intentando transmitir diferentes estados de ánimo, diferentes emociones? La experiencia de ejercitar tu voz ampliará este recurso natural para aplicarlo en la práctica instrumental y para percibir matices en nuestras interacciones de la vida cotidiana. Aumentaremos nuestra expresividad y la capacidad para captar lo que nos muestran o esconden nuestros interlocutores. Nos resultará más fácil hacernos entender y seremos más receptivos.

4. Mejoras el oído y el ritmo interno.

Somos músicos, todo ser humano es músico, todos hacemos música cuando hablamos. Incluso las personas sordas emiten sonidos o hacen música con el movimiento de su cuerpo en el lenguaje de signos. Y como ser humano, el oído y el ritmo es fundamental para sacar el mayor partido a tu voz, a tu experiencia comunicativa.

En algunas ocasiones tendrás que imitar el tono y el ritmo del personaje al que doblas. Aunque no entiendas el texto que estás diciendo tendrás que fijarte solo en la interpretación. En otras ocasiones tu trabajo requerirá que exprimas al máximo la expresividad, la intención y el significado del texto. ¡En cuántas ocasiones un doblaje bien hecho revaloriza la calidad de una interpretación! ¿Cuántas veces hemos visto una película en versión original y hemos echado de menos que estuviera doblada porque sus intérpretes nos resultan poco expresivos?

Además muchos de los trabajos de doblaje van acompañados de música y debes acoplarte a su ritmo o cadencia además de al de las imágenes. Y por si todo eso fuera poco debemos contar también con el silencio, tan importante en música, que tan presente está en doblaje y que tanto se desarrolla a nivel interno. Doblando aprendes eso tan difícil que es la escucha activa. Por lo general cuando conversamos en nuestra vida diaria en vez de escuchar atentamente lo que nos dicen, enseguida nos ponemos a pensar cuál va a ser nuestra respuesta. En doblaje no te queda otro remedio que aprender a escuchar atentamente lo que está diciendo ese personaje, ya que vas a tener que sincronizar tus palabras con las suyas, normalmente dichas en otro idioma. Doblando aprendes el verdadero significado de la palabra escuchar.

5. Agudiza tu capacidad para interpretar el lenguaje no verbal.

Te ponen un texto delante, le echas un vistazo y te haces una idea de por dónde va la cosa. Te ponen en la pantalla las imágenes que se corresponden con el texto y entonces te das cuenta de que habías malinterpretado el significado del mismo o, por el contrario, de pronto cobra sentido una frase que no habías entendido, y no por la forma de decirla quien la interpreta en el original, sino por un pequeño gesto que la acompaña, por una mueca, una mirada, un pestañeo, incluso por la ausencia de cualquier gesto. ¡Desconocemos tanto el lenguaje no verbal y a poco que supiéramos interpretarlo nos ayudaría tanto a mejorar nuestra capacidad de comunicación!

6. Sirve para evitar lesiones.

El uso forzado del aparato fonador es el que lleva a parte del profesorado a padecer afonías de forma crónica. Las personas que no llevan bien el hecho de hablar en público suelen forzar la voz, que está presa en un cuerpo lleno de tensiones y que no ve el momento de terminar su tortura. Incluso en el día a día, teniendo en cuenta que vivimos en ambientes tan ruidosos, contaminados y climatizados, nuestra voz se resiente tanto si somos de los que hablan por los codos y no callan ni debajo del agua, como si somoss personas parcas en declaraciones. La experiencia de trabajar centrando la atención en tu voz, sintiéndola desnuda, en el aséptico ambiente sonoro de un estudio de grabación, hace que tomes conciencia de ese preciado instrumento natural que tenemos, que tanto ignoramos y que tan mal usamos.

7. Supone una forma diferente de conectar con tu respiración.

Es nuestro verdadero combustible. Podemos estar unos cuantos días sin ingerir alimento y algunos menos sin líquidos. Eso sí, sin respirar...tan solo unos minutos con mucho entrenamiento detrás y en unas condiciones muy específicas. En cambio descuidamos mucho esa faceta vital y la usamos en modo piloto automático la mayor parte del tiempo. Algunas personas ejercitamos y mantenemos en forma nuestro aparato respiratorio por razones profesionales. Son bastantes los casos en que ese trabajo no está bien hecho y acaba suponiendo lesiones como contracturas a nivel de diafragma o ansiedad respiratoria.

El doblaje es lo suficientemente exigente como para que notes la importancia de unos buenos hábitos respiratorios, incluso en tu día a día, y al mismo tiempo una forma muy cómoda y divertida de mejorar tu capacidad y conciencia respiratoria. Cuando compruebas tus limitaciones a la hora de emplear tu voz con toda la riqueza que te gustaría, empiezas a descubrir hasta qué punto estás desaprovechando tus propios recursos naturales.

8. Percibes el silencio de forma más intensa.

Dicen que los músicos somos las personas que peor escuchamos. En general no creo que sea un mal específico de nuestra profesión. Más bien creo que es una pandemia crónica del ser humano. Cuando el técnico de sonido te dice “¡Cuándo quieras!” o “¡Grabamos!”…de pronto se hace un silencio…un silencio…que para mí, que llevo años buscándolo…no tiene precio. ¡Incluso cuando estás rodeada de más personas en el estudio de grabación! Tanto me gusta ese momento, que incluso aunque no necesite demasiado tiempo para concentrarme o para arrancar, procuro alargarlo un poco más. ¡Unos segundos tan solo, qué el tiempo es oro y en un estudio de grabación mucho más! Unos segundos que parecen una hermosa eternidad., De verdad, que por contradictorio que parezca, lo que más me gusta del doblaje son esos momentos de silencio.

Desconozco hasta qué punto he logrado explicar estas 8 razones por las que yo considero que puede resultar sumamente beneficioso para un músico pasar por la experiencia de hacer doblaje. Entiendo que algunas resultan obvias y me temo que otras no tanto. Por eso os animo a que lo viváis en primera persona. Buscad en vuestro entorno un estudio de doblaje, investigad la oferta de cursos o talleres y lanzaros a uno. Derivad el dinero que invertiríais en otro cursillo más de tantos que se hacen sobre especialización de vuestro instrumento y regalaros la experiencia de ser intérprete de doblaje aunque solamente sea una vez en la vida. Seguro que repetís.

Sobre todo si lo hacéis en La habitación con una cama, estudio en el que he realizado mi formación y donde he empezado a dar mis primeros pasos como actriz de doblaje. Aquí mismo, en GijónMario Viñuela, técnico de sonido y Elena Silva, actriz de doblaje, son el binomio perfecto para sacar todo lo que tu voz lleva dentro y aún no sabes. Y los talleres y cursos que organizan en su estudio, son el entorno ideal en el que experimentar todas estas razones que esgrimo como beneficiosas para los músicos y que en realidad pueden ayudar a cualquier persona, sea cuál sea su profesión. Consulta su oferta y regálate una experiencia tan divertida como intensa. Para muestra, un vídeo.



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