Nacidos para el movimiento

Nacidos para el movimiento

Son las once de una noche con luna llena y en un hospital de una ciudad occidental acaba de nacer un bebé. Lleno de movimiento, de instintos ancestrales grabados genéticamente, programado para exigir a golpe de pulmón todo lo que necesita para subsistir. ¿Sabías que, si se le da el tiempo necesario, un recién nacido colocado sobre el vientre de su madre tumbada, es capaz de reptar hasta el pecho en busca de su alimento? Sí, sí como lo oyes: es capaz de reptar.

La sociedad actual tiene planes bien distintos para los bebés. Recién nacido, en el hospital, se le mete en el “nido” (cuna) y si se le coge en brazos siempre habrá quién suelte la frase “si lo acostumbras a tenerle en cuello te vas a arrepentir”. Cuando se le da el alta en el hospital se le mete en un “huevo” (un carricoche minúsculo) y ya no hace falta cogerlo en brazos en un buen rato: el huevo se sujeta con el cinturón de seguridad en el coche, se fija al chasis de la sillita de paseo, en la mayoría de los edificios hay ascensores…

Una vez en casa, con el bebé dormidito ¡da tanta pena que se despierte! Mejor lo dejamos en el huevo. O quizás hay quien opte por cogerlo…para acomodarlo en la minicuna, cuna o serón que con tanta ilusión se preparó a juego con el resto de su dormitorio. Llega la hora del primer llanto por hambre. Si el bebé es de los que toma pecho será doblemente afortunado: la leche materna es el mejor alimento que puede recibir y la lactancia va pareja a estar en brazos o acurrucado al lado de mamá. Si es de los que toman biberón, es muy probable que también lo cojan en brazos, porque aún no estamos tan desnaturalizados. De todos modos existen casos de bebés que son alimentados directamente en el huevo, carricoche o cuna para no tener que moverlos una vez que se quedan dormidos.

Y ¿el comprometido momento del baño? Antaño suponía una prueba de seguridad para los adultos y de confianza para el bebé. ¡Son tan escurridizos! Ahora ya es mucho más sencillo. Existen en el mercado diferentes artilugios diseñados expresamente para sujetar a los pequeños durante el baño, facilitando la tarea a sus progenitores aún a costa de limitar los movimientos de los bebés. La lista de inventos paralizantes no termina ahí, más bien acompaña a nuestros infantes en su crecimiento: la hamaquita o gandulita, la trona, la sillita de paseo…luego vendrá el triciclo, aunque poco importa si se sabe dar pedales, en realidad tendrá un asa para que sean los mayores quienes lo impulsen. Y todavía habrá quién vaya más allá, adquiriendo una moto o coche… ¡con batería!

Están demostrados los beneficios de gatear pero ¡se ensucian tanto las manos y la ropa! Y ésta última y los zapatos…¡hay que ver cómo se estropean! Y, ¿cuándo por fin caminan? ¡No corras que te caes! ¡No trepes que te caes desde más arriba! De todos modos, la naturaleza es sabia y el ser humano viene preparado para intentar el más difícil todavía. Lucharán por moverse en libertad. Cuando ya no se crean los malos augurios de sus mayores, porque se han caído muchas veces y no se han lastimado tanto ¿cómo podremos pararles? Pues, cuando ya hayamos agotado todos los recursos para que no se muevan siempre nos quedará la videoconsola, los videojuegos, la psp, o cualquier otra maquinita.


 
Antes se decía que nos pasamos los dos primeros años de nuestros hijos deseando que caminen y que hablen y los 16 siguientes pidiéndoles que se estén quietos y se callen. En realidad ahora se lo pedimos desde que nacen. Y así nos va…con una población infantil en la que aumenta el porcentaje de obesidad, los dolores de espalda y los retrasos en el desarrollo psicomotriz, entre otros males. Se mueven poco y la mayor parte de las veces de forma dirigida. Son muy escasos los momentos en que se juegan en libertad. Sus tardes las tienen llenas de extraescolares dirigidas siempre por adultos, en las que, en el caso de implicar movimientos, son repetitivos y responden a un modelo prefijado, están supeditados a una técnica a un fin concreto. Escaso margen queda, en el caso de haberlo, para la improvisación, la creación propia, la expresión corporal, el lenguaje no verbal.

Por si todo eso fuera poco, en realidad las mentes de nuestra gente más menuda están sometidas a un nivel de estimulación muy superior a la de cualquier otra generación. La sociedad que les rodea, los dibujos animados, las películas que ven…en ellas se suceden las imágenes a gran velocidad y con muchos efectos visuales y sonoros, lo que contrasta con la quietud y pasividad que ellos lo absorben. Sabemos que los pequeños aprenden por mímesis y que una imagen vale más que mil palabras, así que deberíamos seleccionar más cuidadosamente que les entra por los ojos y además predicar con el ejemplo, cuidando lo que nos entra por los nuestros y llevando una vida más activa, dejando de movernos con el coche a todas partes, empezando a subir escaleras, cambiando nuestro ideal de vacaciones por otras más dinámicas en las que no prevalezca permanecer inmóvil cuanto más tiempo mejor, en una tumbona o en la playa, por incómoda que sea esa postura. Habrá quién me diga “¿movimiento?, ¿más movimiento?, ¿qué mis hijos se mueven poco? ¡si no se están quietos ni un segundo! ¡Y yo…no paro en todo el día!”.

Estamos hechos para el movimiento natural, consciente, no para esta vorágine de actividad desenfrenada y tantas veces sin sentido, en la que nos vemos inmersos. Muchos de los males que nos aquejan son debido a que nos usamos contra natura. Interesa que cambiemos los patrones de conducta, por nuestro bienestar. Me consta que muchas de las personas que han estado inmóviles leyendo este texto, probablemente desde un moderno dispositivo que les consume más tiempo del que debiera y con el que interactúan desde una postura muy poco saludable, están de acuerdo en muchas de las cosas que expongo. ¿Es suficiente con eso para lograr un cambio y mejorar? No, ¿verdad? Bien, pues ha llegado el momento de pasar a la acción.

¿Qué vas a cambiar en tu vida, desde este mismo instante, como ser humano nacido para el movimiento que eres? Por mi parte te doy a enhorabuena por adelantado, te invito a que cuentes conmigo si necesitas ayuda y te deseo…¡mucha música y mucha salud!



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