Los enlaces de mi ponencia en Gracias Coaching

Los enlaces de mi ponencia en Gracias Coaching

¿Te has perdido el evento "Gracias Coaching"? ¿Fuiste y te gustaría bucear en busca de la información que compartí en mi ponencia? Aquí te la dejo con todos los enlaces para que la consultes con CALMA. Después de todo, Coaching es sinónimo de generosidad.

Mi ponencia se enmarcaba en el apartado Música, Arte y Coaching. Al tener que abordar esos tres aspectos y queriendo dar las gracias al coaching, y a todo lo que me ha a aportado, pensé que la mejor forma de empezar era cantando mi propia adaptación de una estrofa de la canción más popular de Violeta Parra, cuya letra quedó así y que fue entonada con una voz cada vez más quebrada por la emoción:

"Gracias a la vida, que me ha dado tanto,
gracias a Cristina, por cómo me ha presentado,
gracias a Kike, por haberme invitado,
gracias a mi familia siempre está a mi lado, 
y gracias a todos quienes me están escuchando.
Gracias al coaching, que me ha dado tanto".

¿Y qué fue ese "tanto" que me dio el coaching? El coaching me dio lo que le pedí. Y me lo dio porque estaba en consonancia con lo que necesitaba. No siempre sucede así. Algunas veces las personas se acercan al coaching pensando que necesitan algo y en realidad se soprenden cuando descubren que sus necesidades eran otras muy diferentes. En otras ocasiones no saben qué quieren, viven en piloto automático. Sea cual sea el caso, un proceso de coaching facilita que una persona consiga lo que realmente necesita. Eso sí, siempre y cuando ese proceso esté orientado por alguien que sea profesional del coaching. En mi caso no podía estar en mejores manos: Paula Sopeña. Gracias de nuevo, Paula. 

Lo que yo le pedí al coaching fue CALMA. Y me la concedió. Y eso que no le pedía una calma cualquiera. Se la pedía contundente, sustanciosa, una de esas que te permite estar en calma incluso cuando todo a tu alrededor está patas arriba. En aquel momento esa palabra, y todo lo que significaba para mí, estaba por encima de otras tan importantes como felicidad, paz, amor, familia...Sin calma perdería todo lo demás. Se la pedí al coaching y la conseguí. Y pude comprobar que la tenía porque todo a mi alrededor se puso patas arriba y yo me zarandeé sujeta firme a mi calma. Desde entonces la trabajo todos los días. Unas veces buscando sosiego, quietud, meditando. Otras, la mayoría, haciéndome muchas preguntas. Porque el coaching va de eso, de hacer preguntas. También de escuchar las respuestas. Y de aceptarlas. Sin juzgarlas.

Desde mi proceso de coaching admiro a las personas que saben plantear preguntas. Para mí el rey en este caso es Fran Segarra. Psicólogo y formador en Ponte en valor. Fran es la personificación de la pregunta. La interrogación hecha hombre. Cuando miro su foto de perfil en las redes sociales tengo la sensación de que pregunta incluso con su mirada. Él introduce muchas preguntas (más o menos comprometedoras) en sus ponencias y exposiciones. También las plantea en las diferentes redes sociales.  Así que yo, fiel seguidora de Francisco Alcaide y su aprendiendo de los mejores, introduje también una pregunta en mi exposición:

¿Hay algún coach en la sala? ¡Vaya sí había! En aquella sala del Hotel Begoña Park no había forma de inhalar oxígeno. Se respiraba coaching. Y eso está genial. De todos modos hay que tener cuidado no sea que tengamos que darle la razón al padre de la marca personal, Andrés Pérez Ortega, cuando dice que ahora todos somos coachs, que todo el mundo es coach, que los perfiles de Linkeding, Facebook, Twitter están llenos de personas que dicen ser coach. Razón no le falta. Pegas una patada a una piedra y salen coachs. ¡Qué digo!, estamos todos encima de la piedra diciendo "¡Yo soy coach!", "¡Y yo!", "¡Y yo también!".

Habrá que poner en valor esta 
ciencia, porque para mí es una ciencia, que tanto puede cambiar la vida de una persona y habrá que seguir mejorando. Somos coachs, aspiramos a la mejor versión de nosotros mismos. Lo ideal sería que para la próxima vez que se logre juntar semejante y hermosa tribu, consigamos que se acerquen al coaching esa otra gente que todavía desconoce todos sus beneficios. A buen seguro lo conseguiremos y todo gracias a este primer paso que de forma tan valiente ha dado Kike. Y debe ser un objetivo alcanzarlo no por crecer a nivel profesional, que también, sino por mejorar nuestra sociedad. La sociedad está necesitada de mucho coaching. 

I love coaching, en especial el coaching educativo. Me parece el más valioso de todos. En la educación de la infancia están todas las madres de todos los corderos. Por eso lo he incorporado al humilde ámbito de mi acción docente y lo he añadido a mi quehacer cada día en el aula, en mi casa.

Llevo más de media vida, los últimos 9 años desde el Proyecto Postura sana, explicando que los músicos somos seres normales y el ser humano es un ser musical por naturaleza. Promoviendo que los músicos no se obsesionen tanto con la perfección de su interpretación y el cuidado de su instrumento musical y presten más atención al que de verdad es su principal instrumento, su cuerpo, entendido como cuerpo-mente-espíritu.

Al mismo tiempo promuevo la idea de que todos somos músicos. Todos tenemos ritmo en el latido de nuestro corazón o en nuestra respiración y no conozco a nadie que tenga tan mal oído que no hable con su propia entonación en vez de como un robot. Otra cosa es que todos podamos llegar a ser un Mozart. Ahí estamos de acuerdo. Eso no es posible. De todos modos muchas personas se pierden la oportunidad de disfrutar más de la música por la la idea limitante de que para hacerlo hay que saber música. 

Al principio de mi campaña pro salud musical me sentía bastante sola. Estudiando, investigando, indagando, no tardé en sentirme arropada por personas que también han dedicado su vida al mismo tema que a mí me apasiona. Tal es el caso de Guillermo Dalia, psicólogo especializado en músicos, a quiénes ha dedicado cuatro libros, incluidos en la Bibliografía del blog de Postura sana (los números del 18 al 21). En la actualidad, además, comparte sus reflexiones desde la web Coaching para músicos, donde ha compartido las dos partes de un artículo suyo publicado hace tiempo, en el que, bajo el título de "La música en el ser humano", plantea la evolución del hombre, la música, y lo que de innato hay en ella. (Aquí la parte I y la parte II).

En Guillermo encontré el refugio en el que comprobar que estaba en lo cierto, que el músico debía aprender a gestionar sus estudios, enseñanzas o su carrera artística de otro modo y que eso era tan necesario como posible. También encontré en él la confirmación de mi idea de que el ser humano es musical por naturaleza. 

Otra persona que me conmovió y me emocionó por su naturalidad, con la que me reconfortó encontrar ideas semejantes a las mías, fue Bobby McFerrin. Me impactó su intervención en un Festival Mundial de Ciencia. En él demostraba que la escala pentatónica resulta familiar y natural a personas de diferentes culturas muy distantes geográficamente.  En ese evento logró que todo el público entonase una melodía utilizando dicha escala.

En su momento yo tuve la ocasión de "imitar" a Bobby (entre comillas, porque es inimitable), al hacer el mismo experimento en un Concierto de Carnaval del Conservatorio de Gijón, enmarcado en el Proyecto Postura sana. El teatro de la Laboral repleto de peques y familias entonando la pentatónica mientras yo saltaba en el escenario disfrazada de bailarina. Si lo logré con un teatro abarrotado, ¿no lo iba a conseguir con un público tan entregado como el asistente a Gracias coaching? Allá que me puse y allá que entonaron, vaya si entonaron. 

Soy mujer de palabra. Dije que habría post con todos los enlaces y aquí está. ¡Ahora que cunda!. Eternamente agradecida a Kike por hacerme partícipe de una tarde tan nutritiva como la de este sábado.  Si logro el vídeo de mi ponencia lo añadiré a esta entrada. Os avisaré cuando lo haga. De momento: 

¡Mucha música y mucha salud!





Deje su comentario